viernes, 17 de agosto de 2012

pavor

a que alguien me oiga, a las medusas, a la enfermedad y al dolor,
a volver a tropezar en la misma piedra, a los malhechores y a los
sastres, a la celulitis, al perro de los baskerville, a los botones de
nácar, a la guerra nuclear, al IVA, a la muerte del que no espera,
a enero_febrero_marzo,  al sonido de alguien subiendo la escalera,
a un error garrafal, al desamor, a que reduzcan más mi cuello del
útero, a saber la verdad, a las pelis de miedo, a los violadores,
a los cerrajeros, a la tele de madrugada, a los cienpiés, al profundo
fondo del mar, al profundo inmenso universo,  a la bruja de mi
abuela, a los payasos, al pelo en la comida, al uñero, al insomnio,
al paso del tiempo, a los cristales rotos, a despegar, a creerme todo
lo que me digan, a volver a empezar, a las sandías malas, a las
toallas nuevas, a los accidentes de coche, a la resaca, a no saber
más, a que entren en mi casa, a que no entren, a un corte de mangas
inesperado, al ronquido de alguien que no conozco, a quedarme
ciega, paralítica o deforme, a las patatas podridas, a las ratas del
raval, a él cuando dice lo que quiero oír, a mi vecino del segundo,
a perder a la gente, a las pesadillas, al coco.