lunes, 26 de septiembre de 2011

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- Que aquel día llovía en Barcelona -me dijo mi padre desde su lecho de muerte- es algo que nunca pude olvidar, porque, cuando la vi cruzar el umbral, me pareció que la lluvia era salvaje en sus caderas, y me sentí dominado por el impulso erótico más intenso de mi vida.

"una casa para siempre", chet baker piensa en su arte, enrique vila-matas

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