Era extraña la capacidad de Madrid para absorver las cosas, la eficacia con la que todo quedaba subsumido en el parpadeo monótono de los semáforos, en la luz primero blanca y nítida y luego tenuemente pastel de sus atardeceres, parecía que no hubiera dolor ni desgracia que no pudieran ser tragados por aquella ciudad, cubiertos con capas finísimas y transparentes, hasta quedar amortiguados sin desaparecer. Aquella ciudad tenía el estómago lleno de piedras.
agosto, octubre_andrés barba
1 comentario:
"el estómago lleno de piedras"
me gusta :)
per cert: "absorber" (pero "observar")
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