lunes, 15 de noviembre de 2010

llaves para una casa nueva

ya hace tiempo_ ya hace un año_
viví en una casa inclinada_
al principio era una ligera característica
que casi no percibía_poco a poco,
empezó a ser un problema_

aprendí a comer con una sola mano mientras
con la otra agunataba el plato para que no resbalara,
llenar un vaso no era concebible y bebía de la botella,
los libros caían de los estantes antes
que la estanterías cayeran por su propio peso,
los armarios de la cocina se abrían y perdí toda la vajilla,
me la compré de plástico y cartón, y las comidas
parecían cumpleaños infantiles,
las lámparas no iluminaban lo qué debían
y chocaba con ellas continuamente,
me duchaba sentada,
dormía agarrada a la parte superior del colchón,
no salía al balcón,
vestirme era una aventura y
moverme, un riesgo_

pensaba que aquel era un estado normal,
que era la realidad que todos vivían,
que lo habitual era caer y recogerlo todo del suelo_
pensé que aquella era la vida que me tocaba vivir
y hasta que aquella tortura cotidiana
no se me mostró como tal, no supe
lo que hacía_
lo que era_
y lo que me perdía_

la casa se derrumbó
y busqué una nueva:
con tantas ventanas cuantas quise (que son muchas)
con puertas sin bisagras,
con escalones altos pero con barandillas,
con suelos brillantes,
con una cama desahogada y limpia,
con estanterías hasta el techo y libros de colores,
con fotos de gente que ya ni recuerdo,
con paredes blancas y sin estrías,
con espacio para mí_______________________________________para mí.

una casa sin proclividad,
un hogar sin decorados,
un domicilio sin propiedad,
una morada con techo,
una lar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo també prefereixo la casa inclinada, és molt més divertit.

Julian López dijo...

nos acostumbramos, y ¿qué es lo mejor?, ¿cóm lo sabemos?. Sabiduría, para entender lo que tienes, en realidad es fácil. Gracias por compartir tu casa inclinada !