El anterior día no pudo levantarse más de un par de veces de la silla de plástico que Copacabana tiene clavada bajo la carpa. Se pasa los días a pocos metros del agua. Desde ahí vende los tickets para subirse al churro, ayuda a los clientes a ponerse el chaleco salvavidas y toma fotos cuando estos consiguen montarse en aquel monstruo inflable. Diez euros la copia.
1 comentario:
Jajaja, no fotis! Copacabana hundirá nuestras prometedoras carreras.
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