cuando alguien se precipita al abismo,
es muy difícil sujetarlo_
es complicado procurar que no te resbale su mano
que agarras con toda la fuerza del mundo entero_
y, la mayoría de las veces, es imposible que
no caigas tú también.
lo que pensabas que era irrompible, lo que creías
que era entereza, lo que sentías que era auténtico,
se vuelve oscuro, absurdo y pequeño.
aunque tu caída no es tan dolorsa porque caes
encima de ese alguien, que desesperado vuelve a
ponerse en pie y te mira asustado a los ojos_
y es en es momento en el que tienes que escoger_
como yo soy imbécil, le vuelvo a agarrar de la mano
y le ayudo a subir_
no temo, no dudo y no sufro_
aunque no sobreviva a la próxima caída.
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