"El poeta había perdido la noche, mientras los demás estaban de juerga, y ahora comprendía que no podía hacerla volver. Bastaba levantar la cabeza, de la lamparita hacia el cielo para darse cuenta de que la noche había terminado irremediablemente. Los camareros, con mucha prisa, tiraban al suelo los manteles de las mesas. Los gatos que rondaban la terraza tenían aspecto mañanero. Era irrevocable. Al poeta se le echaba el día encima."
El maestro y Margarita_Mijaíl Bulgákov
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