"(...) Tenía mucho talento y sin embargo, curiosamente, le producía una especie de placer negarlo. 'Tengo tres expresiones -solía decir-: mirada a la derecha, mirada a la izquierda y mirada al frente.' Charles Laughton, que lo dirigió en La noche del cazador (1955), decía que esa actitud hosca e indiferente era una farsa. Robert Mitchum, decía, era culto, gentil, amable, un hombre que hablaba de maravilla y que habría interpretado a Macbeth mejor que cualquier actor vivo. Mitchum lo expersaba de otra forma: 'La diferencia entre otros actores y yo es que yo he pasado más tiempo en la cárcel'."
cineclub, david gilmour
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